Cuándo cambiar de sofá
Como en muchas ocasiones nos pasa con la nariz, elemento que forma parte e influye en nuestra visión sin que nos percatamos de ello, el sofá se termina convirtiendo en un elemento que a pesar de ver y reconocer su presencia no le prestamos ninguna atención.
Es posible que una vez que hayamos notado este hecho nos fijemos un poco más en este y notemos que la firmeza o el color ya no son los que eran. Pese a que cuidemos con mimo nuestro mueble, es muy probable que el uso lleve consigo desgaste, por lo que se exige una renovación.
Pero, ¿cómo saber si ha llegado este momento?
Aquí van unas pautas para reconocer si ha llegado ese momento.
¿El tapizado tiene problemas?
Cuando vemos un sofá, una de las primeras cosas que vemos es el tapizado. Puede que todos los elementos del sofá, excluyendo el ya mencionado tapizado, sigan intactos dejando a este último como único elemento estropeado.
Es posible que este muestre una clara pérdida de color, teniendo zonas que se ven muy desgastadas por el roce, especialmente aquellas que indican sentada, los brazos o la parte baja del sofá. Incluso, puede contar con algunas manchas y olores, inevitables cuando en casa vive más de uno, pero que por mucho que laves no desaparecen.
Lo mejor ante esta situación de pequeños inconvenientes que no te dejan disfrutar de tu salón es que compres uno bueno y barato. Pero, ¿retapizarlo? Esta es una opción a tener en cuenta, aunque en muchas ocasiones es más caro que la compra directamente de otro (que además te permite renovar salón/sala de estar y atender a nuevas modas). En nuestra web podrás echarle un ojo a una infinidad de modelos.
¿Te hundes al sentarte?
Una señal evidente de la necesidad de cambiar tu sofá es cuando te sientas y se hunde demasiado o si al incorporarte ya no recupera su forma. El motivo de esto puede ser una pérdida de firmeza en las espumas y gomas de los asientos, pues la gomas cede y se desgasta influyendo en la suspensión.
Por ello, el deterioro del relleno de los asientos y los respaldos de sofá es un claro indicativo de que se ha de cambiar de sofá. Si bien es normal que se vaya perdiendo la capacidad de amortiguación, si te levantas del sofá y este no recupera su forma tal vez es buen momento para plantearse un cambio. Recuerda que al levantarte puedes ahuecar un poco los cojines, asientos y respaldo para ayudarle un poco.
¿Cuántos años tiene?
Como pasa con muchos otros muebles, los años no pasan en balde, pese a la calidad del sofá y al cuidado atribuido. Si bien estos últimos influyen grandemente en la duración del sofá, estos no están exentos del paso del tiempo.
Por ello, tarde o temprano aparecerán en el sofá marcas que muestren su edad, elementos antes mencionados en el artículo. Llegado este momento, puedes acudir a nuestra tienda o bien echarle un vistazo a la web.
Encontrarás una infinidad de modelos de sofás, ya sea en versión estándar o a medida, siempre acompañado por nuestros especialistas, al mejor precio.
¿Te ves con él otros tantos?
Ya que te has planteado la posibilidad de cambiarlo, has de reconocer que buscar información al respecto es un paso que no terminabas de dar y has pospuesto mucho. La próxima vez que te lo replantees será tras bastante tiempo, por eso has de preguntarte, antes de descartar la posibilidad, si tu sofá aún puede acompañarte en condiciones óptimas otros tantos años. O si, por el contrario, se ha de hacer una intervención directa sobre este tema.
Recuerda que has de dejar un poco de margen de tiempo, pues cambiar tu sofá, en particular si es a medida, no se realiza de la noche a la mañana. Lo que te da un cierto tiempo para poder despedirte de actual y esperar con ansias la llegada del nuevo.